Microcrédito

De Descuadrando

El microcrédito constituye un instrumento efectivo y cada vez más utilizado en los programas para la erradicación de la pobreza. La Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) estima que existe actualmente en el mundo 7.000 instituciones dedicadas a las microfinanzas (IMFs) que conceden microcréditos a 8 millones de personas por un monto total de 7 mil millones de dólares. Sin embargo, el número de usuarios potenciales de este tipo de servicios financieros se calcula en alrededor de 500 millones, con una demanda total de crédito de 300.000 millones de dólares.

Contenido

Definición

En la literatura especializada se hallan algunas definiciones del concepto de microcrédito. Así, en palabras de Lacalle (2002), “los microcréditos son un instrumento de financiación para el desarrollo, cuyo objetivo final es la reducción de la pobreza en el mundo. Ahora bien, no todas las organizaciones ni entidades que trabajen en este campo definen el concepto de la misma manera. Alguno de los criterios utilizados suelen ser el tamaño de los préstamos, el uso de los fondos o los sujetos del préstamo”.

La definición de microcrédito dada en la Cumbre del Microcrédito celebrada en Washington en 1997, considera que “los microcréditos son programas de concesión de pequeños créditos a los más necesitados de entre los pobres para que éstos puedan poner en marcha pequeños negocios que generen ingresos con los que mejorar su nivel de vida y el de sus familias”.

Según Fernández (2003), el microcrédito se define como “todo crédito concedido a un prestatario, sea persona natural o jurídica, o a un grupo de prestatarios con garantía solidaria, destinado a financiar actividades en pequeña escala, de producción, comercialización o servicios, cuya fuente principal de pago la constituye el producto de las ventas o ingresos generados por dichas actividades, adecuadamente verificados por la institución del sistema financiero prestamista”.

Como puede apreciarse, todas las definiciones recogidas de la literatura especializada contienen una serie de elementos comunes relativos a las características que definen la función económica y social del microcrédito. En lo que sigue, se recogen con algo de más detenimiento dichas características.

Características

El objetivo fundamental por el cual nacieron los microcréditos fue el de reducir, en la medida de lo posible, los niveles de pobreza de las zonas en vías de desarrollo.

Este objetivo fundamental se debe entender desde la necesidad que tienen las personas más pobres de solicitar un crédito para prosperar. Los habitantes de las regiones más subdesarrolladas pueden solicitar un microcrédito o un pequeño préstamo por los siguientes motivos:

  • Crear un pequeño negocio en caso de que el cliente no disponga de uno propio.
  • Financiar actividades propias de la microempresa, es decir, la financiación de materias primas para la elaboración de productos terminados.
  • Realizar pequeñas inversiones de activo fijo en la microempresa. Por ejemplo, la adquisición de un torno para la fabricación de productos de artesanía.
  • Reparaciones o mejoras de la vivienda familiar.
  • Atender los costes procedentes de ciertas obligaciones que puedan sucederse en el seno familiar.
  • Hacer frente a situaciones adversas extraordinarias como puede ser cualquier tipo de catástrofe natural.

Los clientes de las instituciones de microcrédito son diferentes a los de las instituciones financieras tradicionales. Normalmente, los prestatarios en microfinanzas son microempresarios que disponen de unos ingresos bajos, obtenidos mediante la explotación de negocios familiares de carácter tosco y rudimentario. Al disponer la institución de microfinanzas (IMF) de una información crediticia pobre y poco desarrollada de los prestatarios, la medición del riesgo de impago en el microcrédito se hace severamente más difícil que la medición del riesgo de impago en las entidades bancarias.

Las características generales que presenta el microcrédito, a partir de las cuales podemos entender sus funciones económicas y sociales, en comparación con el crédito convencional ofrecido por las grandes corporaciones bancarias se muestran en la siguiente tabla:

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  1. Créditos de reducida cuantía. Como aspecto más importante, el crédito que ofrecen las instituciones especializadas en microcréditos, es muy distinto a los créditos que puedan ser concedidos por cualquier entidad bancaria. En general, tal y como su propio nombre indica, el microcrédito sustenta unos importes efectivos de cuantía muy reducida.
  2. Créditos a muy corto plazo. Los microcréditos, en su mayoría, son concedidos a un plazo inferior al año natural. La frecuencia de las cuotas del reembolso del préstamo suelen ser mensuales e, incluso, semanales.
  3. Plazos para el reembolso y cantidades de reembolso reducidas. Partiendo de la base de que la cuantía del préstamo es reducida, los desembolsos periódicos que puedan tener lugar, también serán reducidos. La devolución del capital más los intereses suelen periodificarse en cortos períodos de tiempo, normalmente semanales o mensuales.
  4. Préstamos no garantizados. La concesión del microcrédito se basa principalmente en la reputación del cliente así como del conocimiento que tenga del mismo el analista de crédito a través de un trato cotidiano y periódico. En raras ocasiones se exigen garantías reales de pago al cliente.
  5. El tipo de actividades que se ponen en marcha con estos pequeños créditos son las microempresas o micronegocios. Ya hemos comentado, que los microcréditos están dirigidos a los sectores de la población con mayores necesidades primarias no cubiertas con la finalidad de que, esos habitantes, pongan en marcha pequeños negocios que, por una parte, alivien la economía de la familia, y por otra, favorezca y mejore el desarrollo, la actividad y situación socio-económica de la región en la que se encuentran.
  6. Destinados a la inversión en circulante. El destino de los microcréditos normalmente suele ser diferente al de los créditos de las grandes entidades financieras, puesto que los primeros suelen estar vinculados a inversiones en activos circulantes y capital de trabajo, mientras que los segundos sueles destinarse a activos fijos o inmovilizados.
  7. Riesgo elevado. El riesgo que soporta el microcrédito tiene una doble vertiente; por una parte, al ser los microcréditos préstamos más fraccionados, el riesgo es menor, pero por otra, al tener una rotación elevada, el riesgo crecerá paulatinamente. Sin embargo, el riesgo asociado a los microcréditos es mayor, con lo que las tasas de morosidad suelen ser más oscilantes y presentar una mayor volatilidad.
  8. Tipos de interés más elevados. Esta es una de las principales críticas que se le han realizado, desde sus orígenes, al microcrédito. Las entidades de microfinanzas, con el objetivo de cubrir costes, han tenido que fijar tipos de interés ligeramente superiores a las tasas vinculadas a los créditos de las grandes entidades bancarias. El hecho de prestar dinero a un microempresario supone unos costes elevados debido a aspectos como el reducido tamaño del nominal de cada préstamo, de la gestión formalizada de los créditos, de la formación y promoción de los prestatarios, etc. No obstante, a pesar de fijarse unos tipos de interés superiores a los de la banca comercial, éstos siempre serán inferiores a los intereses exigidos por los prestamistas particulares e ilícitos, que pueden llegar a cobrar a sus clientes hasta tasas del 10 al 20 por ciento diario.
  9. El público objetivo al que se dirigen las IMFs para ofertar sus préstamos son diferentes de los de las entidades bancarias convencionales. Habitualmente, son empresarios de bajos ingresos con negocios familiares escasamente desarrollados desde un punto de vista tecnológico y con una documentación formal muy limitada. A este respecto, los clientes de las IMFs son considerados prestatarios de alto riesgo.
  10. La metodología de préstamo del microcrédito difiere de los procedimientos que utilizan las entidades bancarias para evaluar la conveniencia de aceptación o rechazo de un crédito convencional. En el análisis de concesión de un microcrédito prevalece la reputación o solvencia moral y el flujo de caja sobre las garantías reales y la documentación formal de la empresa.

Resumiendo, las características que acabamos de señalar provocan el escaso atractivo de la banca comercial por este tipo de créditos u operaciones, dado que éstas tienen un alto coste y una baja rentabilidad.


Tipología

La tipología del microcrédito expuesta en esta sección no se basa en sus características tales como cuantía, plazos de devolución o reembolso, garantías, etc., sino en la función que el microcrédito desempeña en la microempresa receptora del mismo. Por este motivo, conviene dedicar unas líneas a definir los tipos de microempresa pues, como veremos, la relación con el tipo de microcrédito es directa.

En los países en vías de desarrollo, además de los tipos de empresas habituales en los países desarrollados, encontramos otros tipos de unidades económicas denominadas microempresas, las cuales realizan su actividad en entornos de pobreza y marginación. Las microempresas acaban por ser una de las escasas fuentes de empleo en los sectores más desfavorecidos.

El concepto de microempresa es difícil de delimitar pues se albergan realidades y situaciones muy diferentes bajo este concepto. Tras consultar la normativa vigente en los sistemas financieros de países en los cuales tiene presencia el microcrédito, podría definirse la microempresa como una unidad económica de menos de diez trabajadores que suelen ser empleados no asalariados y que se encuentran bajo el vínculo de una relación familiar. Asimismo, no suele hallarse distinción entre los estados financieros de la microempresa y los presupuestos familiares. Por otra parte, sus activos están valorados en no más de 30.000 dólares y, habitualmente, las microempresas no están registradas de forma legal, contando además con un bajo nivel de tecnología.

Según lo dicho, las microempresas pueden ser de diversos tipos:

  1. Microempresas de supervivencia o de subsistencia

Se trata de unidades económicas que son resultado de la ausencia de otras alternativas de empleo o trabajo. Desarrollan actividades de tipo comercial o, en todo caso, actividades industriales muy sencillas. Estas microempresas son las mayoritarias en los países en vías de desarrollo. Según la USAID, a este grupo pertenecen más del 50% de las microempresas en América Latina.

  1. Microempresas consolidadas

Se trata de pequeñas unidades económicas con un cierto potencial de crecimiento, pero que en ningún caso alcanzan resultados que les permita dejar de ser una microempresa. Según la USAID, a este grupo pertenecen el 30 ó 40% de los micronegocios en América Latina y pueden estar constituidas desde un solo trabajador (autoempleo) hasta por más de cinco trabajadores.

  1. Microempresas dinámicas

Se trata de un grupo de micronegocios que están a un paso de convertirse en pequeñas empresas en un determinado sector económico de actividad. Este grupo es bastante minoritario y el número de pequeños negocios catalogados dentro de este conjunto no suele sobrepasar del 5% del total de las microempresas.

De este modo, podemos hablar de dos tipos de microcréditos, clasificación que podemos observar en la siguiente figura:

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  1. Microcrédito de subsistencia

En este caso se trata del microcrédito que es solicitado con el objetivo de mantener una microempresa en funcionamiento de la mejor forma posible, pero sin que haya expectativas algunas de crecimiento. Las cuantías de préstamo que se solicitan no suelen ser muy elevadas, pues dependen del ritmo de actividad económica del micronegocio.

  1. Microcrédito de desarrollo

Es todo micropréstamo concedido con la finalidad de desarrollar una acción o actividad dentro de la microempresa y que esté orientada a su crecimiento. Suele corresponderse con una inversión en activo fijo (equipos, maquinarias, locales, suministros, etc.). En este caso, las cantidades y los plazos de reembolso suelen ser mayores que en el microcrédito de subsistencia.


Bibliografía

  • FERNÁNDEZ, F. (2003): “¿De qué manera interactúan las IMFs y el Estado para conseguir cambios en el Marco Regulatorio?. Experiencia en Ecuador”. Proyecto SALTO de Fortalecimiento de las Microfinanzas y Reformas Macro Económicas. Presentado en VI Foro Interamericano de la Microempresa.
  • JANSSON, T. Y WENNER, M. (1997). Financial regulation and its significance for microfinance in Latin America and the Caribbean. Washington, DC: Inter-American Development Bank Microenterprise Unit. Working Paper.
  • LACALLE CALDERÓN, M. (2002). De pobres a microempresarios. Ed. Ariel Social. Madrid (España).
  • ROCK, R. Y OTERO, M. (1996). From margin to mainstream: the regulation and supervision of microfinance institutions. Acción Monograph Series No. 11.
  • VEREDA DEL ABRIL, A. (2001). Microcréditos y Desarrollo. Ed. Fundación Iberoamericana para el Desarrollo (FIDE), Madrid.

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