Behavioral Finance
De acuerdo con el principio de racionalidad económica, lo que debe hacer un inversor es intentar maximizar su riqueza final. A pesar de la gran diversidad de estudios que existen sobre la forma en la que deben comportarse los inversores, lo cierto es que la evidencia empírica nos dice que las cosas no suceden de acuerdo con la Moderna Teoría de Carteras.
La Behavioral Finance, a partir de los 80, intenta explicar en qué aspectos y porqué la realidad difiere en algunos aspectos relevantes de lo que predice la Moderna Teoría de Carteras.
La Teoría del Mercado Eficiente olvida que, a diferencia de las ciencias naturales, el sujeto objeto de estudio es el ser humano, cuya complejidad de pensamiento y actuación es difícilmente predecible en términos individuales y, aún más, de forma agregada.
Las aportaciones de autores tales como Kanheman, Tversky o Thaler, han supuesto el nacimiento de una renovada concepción de la Economía, y especialmente del mundo financiero. Tal es así, que algunos autores como Thaler, consideran que el estudio y comprensión del comportamiento humano era el destino natural de las finanzas.
La Behavioral Finance se compone de aportaciones de diversos campos, como la psicología, la sociología y las finanzas, y a su vez, influye en éstas mismas y en otras, como la microeconomía. Tal es esta extensión que su expansión ha dado lugar a un término más amplio, denominado “Behavioral Economics”.
En el ámbito más académico, la Behavioral Finance cuestiona dos de los principios más arraigados en la ciencia económica siempre partiendo del ser humano como objeto de estudio.
En definitiva, esta teoría del comportamiento, persigue dos principales objetivos:
El primero se centra en analizar, comprender y describir qué características o procesos psicológicos empujan a los inversores a realizar, sistemáticamente, operaciones y cómo pueden influir en el funcionamiento del mercado. Es decir, por qué se comportan de forma irracional. Esta parte se conoce como psicología cognitiva o psicología de la decisión.
El segundo pilar pretende examinar qué aspectos de la economía impiden a los inversores ser completamente, y en todo momento, racionales, o mejor dicho, por qué los inversores racionales no siempre pueden aprovechar los errores de los demás, para obtener beneficios a riesgo cero, dirigiendo las cotizaciones de los activos hacia su nivel apropiado. Este grupo de investigaciones buscan encontrar lo que denominan los límites del arbitraje. A continuación nos centraremos en algunos elementos relevantes en el proceso de decisión de los inversores. Estos elementos son: decisiones de venta, decisiones de compra y diversificación.
Decisiones de venta: De acuerdo con la Moderna Teoría de Carteras, los precios de cualquier valor siguen un paseo aleatorio (random walk). Esto significa que la mejor predicción sobre el precio futuro de un valor es el que tiene hoy. La consecuencia inmediata de este resultado es que no tiene ningún sentido vender un valor para, a continuación, volver a comprar éste mismo valor u otro diferente, ya que solo tendríamos una pequeña pérdida debida al coste de la comisión por la venta y compra de títulos. En resumen, para la Moderna Teoría de Carteras, el mercado no es predecible, y en consecuencia no es posible obtener un beneficio realizando trading. En general los inversores no actúan realmente tal y como se ha descrito anteriormente. Los inversores tienden a vender valores ganadores y mantener perdedores.
Decisiones de compra: La decisión de compra de un inversor racional no es diferente que la de venta. Se invierte al principio y, salvo necesidades o cambios sobrevenidos en el inversor, no se deben hacer nuevas compras porque tampoco se hacen ventas. Sin embargo, la realidad es bastante diferente. Una gran mayoría de inversores compran y venden de manera más o menos regular. De acuerdo con Barber y Odean los inversores tienden a invertir en aquellos valores que llaman su atención por la razón que sea, incluso aunque esta atención sea debida a noticias negativas. Los mencionados autores llaman a esta forma de actuar efecto atención. Evidentemente, tener información y/o analizar cada uno de los valores susceptibles de ser comprados tiene un coste importante y, por lo tanto, puede ser perfectamente racional no analizarlos todos puesto que el coste de su análisis podría ser muy superior al obtenido debido a una mejor selección de los mismos. El hecho es que el efecto atención restringe el universo de valores a invertir a aquellos que han recibido una mayor atención por parte de los medios, a veces, incluso por razones que no tengan nada que ver con sus expectativas de beneficios. Generalmente los bancos de inversión y/o brokers realizan un análisis de un número relativamente limitado de todos los valores que cotizan en los mercados, muchas veces en función de la capitalización o del free float. Sin embargo, es evidente que no siempre los valores con mayor número de análisis son los que obtienen mayores rentabilidades.
Diversificación: Uno de los pilares básicos de la Moderna Teoría de Carteras es que debe ser diversificada. El Modelo CAPM concluye que la cartera más adecuada es aquella que tiene valores en la misma proporción que los que componen el mercado más una parte dedicada a un activo sin riesgo. El resultado de una diversificación insuficiente es un aumento del riesgo del inversor, lo que se traduce en una mayor e innecesaria volatilidad de su cartera, esto es, para la misma rentabilidad esperada, el inversor poco diversificado tendrá una mayor volatilidad, y, en consecuencia, su cartera será menos eficiente.
Para finalizar, y a modo de conclusión, se podría resaltar que invertir con éxito consiste en algo más que saber todo sobre los mercados financieros. También es muy importante entenderse a uno mismo. Los inversores que creen que lo saben todo suelen equivocarse a menudo porque permiten que sus predisposiciones psicológicas controlen sus decisiones.