Ciclo Político de la Economía
CICLO POLÍTICO DE LA ECONOMÍA
EXPOSICIÓN DE LA TEORÍA
Algunos economistas sostienen que los políticos guían su conducta, entre otros objetivos por el de mantenerse en el poder el mayor de tiempo posible. Para ello se admite que el político tiende a adoptar medidas de corte popular, es decir, generalmente bien consideradas por los ciudadanos en el momento previo al de las elecciones. El problema reside en que normalmente las politicas de corte popular con miras en el corto plazo no suelen corresponderse con las medidas realmente más convenientes para los intereses generales de la sociedad, poniendo miras en el largo plazo. Es frecuente que se incurra en situaciones antagónicas al considerar la comparación entre efectos de corto y de largo plazo asociados a medidas de política económica. Lo que hoy puede ser bueno, mañana puede no serlo.
En democracia, los gestores de política económica responden al electorado y eligen políticas económicas que maximicen la posibilidad de mantenerse en sus puestos. A raíz de esta idea surge la literatura del ciclo económico de la política. Las encuestas de opinión descubren que el elector está preocupado tanto por la inflación como por el desempleo. Más concretamente, se observa que el ciudadano está más preocupado por la tendencia que por los niveles de paro e inflación.
Por tanto, el gestor de la política económica normalmente deseará asegurarse de que en el momento de las elecciones la económia muestre una tendencia aceptable en términos macroeconómicos para la mayoría del electorado. Según la teoría del ciclo económico de origen político, el equipo de gobierno al principio de la legislatura utilizara políticas económicas contractivas que supongan una reducción de los niveles de inflación, así como un aumento del desempleo. En ocasiones se culpara al anterior partido en el poder de la necesidad en la aplicación de dicha política contractiva. Cuando se trate de continuidad en la legislatura se podrá plantear como excusa que es la única alternativa posible a tenor del escenario macroeconómico provocado por factores exógenos, como una crisis a nivel mundial u otro factor exógeno no previsto.
En sentido contrario, cuando se acerquen las elecciones, normalmente se aplicarán políticas expansivas para que se observe una tendencia hacia el aumento del crecimiento económico y la disminución del desempleo en el país. Como para entonces el nivel de producción estará por debajo del nivel de pleno empleo el mayor crecimiento que siga a la política expansiva no irá asociado a una tensión inflacionista. Por tanto, se trataría de compatibilizar al final de la legislatura la tendencia hacia un mayor crecimiento y un menor desempleo. Con una inflación controlada.
En el terreno de la política fiscal, bajo el prisma de la teoría de la elección pública, puede defenderse el interés del gobierno por generar un escenario de Ilusión Fiscal. Según esta, las autoridades tratan de crear en los ciudadanos el convencimiento de que están pagando menos impuestos de lo que están recibiendo a cambio. En este sentido, desde el lado de los ingresos públicos se mantiene que el ciudadano percibe de un modo claro un impuesto directo (IRPF, IS) como una carga pero que, por el contrario, no percibe la emisión de deuda pública como una carga a la que tendrá que hacer frente la sociedad en algún momento posterior. En realidad, en el presente, al individuo que adquiere bonos, la deuda pública no se le presenta como una carga sino como una posibilidad de inversión en un activo financiero. Por otro lado, se estima que el público en general no es lo suficientemente previsor como para ver que un mayor endeudamiento en el presente puede significar mayores impuestos en el futuro.
Según la teoría del Ciclo político de la economía, el político tendría un considerable interés por presentar presupuestos en el año previo al de elecciones capaces de atraer votos para su reelección. En este caso podría preverse una tendencia a presentar aumentos en el presupuesto al público de aquellos gastos más fácilmente perceptibles para el ciudadano (aumento de pensiones, aumento de sueldos para el funcionario, aumento de partidas a la inversión que puedan ser inauguradas con tiempo, etc), mientras que habrá una resistencia al aumento de la presión fiscal ejercida sobre los ciudadanos. Por tanto, en años preelectorales puede esperarse la generación de elevados déficit públicos a cubrir con emisiones de deuda pública.
En base a los comentarios realizados, algunos economistas entienden que las decisiones económicas deben quedar desvinculadas de los intereses políticos, lo que puede conseguirse estableciendo el seguimiento de unas reglas fijas que impidan en uso oportunista de los medios de política económica al alcance de los gobernantes. Sería el modo de evitar oscilaciones que, provocadas de un modo innecesario para los intereses de la sociedad, no hacen más que generar incertidumbre en el sistema económico.
Como es obvio lo anterior simplemente es una teoría no se cumple exactamente tal y como se ha expuesto pero si sigue una línea muy acertada aún siendo sólo una teoría de algunos economistas
BIBLIOGRAFÍA
Asignatura Macroeconomía II del departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Granada
Profesor Francisco José Gónzalez Gómez