Hiperinflación

De Descuadrando

Aunque no existe consenso entre la profesión, parece extenderse la idea de que existe hiperinflación cuando la tasa mensual de inflación es superior al 50%. Los procesos de hiperinflación vienen provocados por crecimientos extremadamente rápidos en la oferta monetaria. Cuando la Administración se encuentra fuertemente endeudada una posibilidad para hacer frente a los pagos del principal y los intereses es la emisión de grandes cantidades de dinero. Al aumentar la oferta monetaria de manera exponencial se genera inflación en la economía y el dinero en circulación pierde valor de compra. Cuando los ciudadanos son conscientes del elevado coste de oportunidad de tener efectivo, intentan desprenderse lo más rápidamente posible del dinero en su poder, aceleran así la velocidad de circulación del dinero en la economía, esto es, el número de veces que el dinero cambia de manos, lo que tiende a acentuar el problema inflacionario. Los precios crecen a tanta velocidad que cada vez es más complicado contar con referencias monetarias válidas.

El dinero es rápidamente gastado en los comercios: consumidores y productores compiten en los mercados, mientras que los primeros se dan prisa por hacer las compras y desprenderse del efectivo, los segundos se apresuran por cambiar los precios de referencia de los bienes que venden. Para detener un proceso de hiperinflación una cuestión importante es que los organismos con competencias en materia de política monetaria y fiscal den señales claras a los agentes económicos y sociales de que desean combatir la sucesiva escala de precios. La autoridad responsable de la emisión monetaria debe anunciar y cumplir con el compromiso de detener el ritmo de crecimiento de la oferta monetaria en la economía (en algunas ocasiones para transmitir esa idea se ha optado por crear una nueva moneda). Por su parte, los gestores de las administraciones públicas deben apostar por el equilibrio en los presupuestos públicos, con lo que se evitaría la tentación de recurrir a la financiación de los mayores gastos públicos a partir de nuevos aumentos en la oferta monetaria. Una medida complementaria sería la aplicación de una política de rentas, es decir, fijar a través de normas gubernamentales los niveles de precios y salarios con el de detener de manera drástica las tensiones inflacionistas en los mercados.

Vemos por tanto como un aumento en la tasa de crecimiento del dinero en un primer momento, a consecuencia de la disminución en los tipos de interés, puede traducirse en una mayor producción y un menor desempleo, pero en el largo plazo cuando se genera una inercia inflacionista la economía se vuelve inestable y predomina la incertidumbre entre los agentes económicos y sociales: el sistema de transacciones es cada vez menos eficiente; se pierden las referencias de los precios en los mercados; la elevada inflación dificulta la toma de decisiones.

La hiperinflación latinoamericana

En muchos países de latinoamérica los precios llegaron a subir hasta alcanzar tasas elevadísimas, algunas incluso del 400% anual e incluso superiores, en una situación así, de hiperinflación las personas no están dispuestas a mantener dinero debido a la rapidez con la que disminuye su valor. La hiperinflación latinoamericana además ha sido perdurable en el tiempo, la tasa media de inflación anual durante el periodo 1978-1987 (excepto chile) fue del:

  • 166% BRASIL
  • 257% ARGENTINA
  • 602% BOLIVIA
  • 800% CHILE (Allende)
  • 3710% MÉXICO
  • 2776% PERÚ

Pero no fueron las propuestas estructuralistas, sino, las más clásicas las que consiguieron reducir la hiperinflación, no sin duras consecuencias para la población. En los años 80 se llegaron a producir en Argentina y Perú (entre otros) motines espontáneos.

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