Logística inversa

De Descuadrando

El modelo de consumo actual se apoya en el uso de una gran cantidad de envases que facilitan la conservación, distribución y manipulación de los productos. Los envases aportan valor a los productos que consumimos y se hacen una herramienta indispensable para que éstos lleguen a los mercados en cualquier lugar y momento. Si bien, una vez que el producto ha sido consumido, los envases pasan a convertirse en un problema medioambiental de cada vez de mayor envergadura.

La política de desarrollo sostenible exige una eficacia mucho más amplia de los procesos industriales, un tratamiento integral del concepto de contaminación y un análisis del ciclo de vida de los productos con el fin de proteger el medioambiente y la salud humana mediante la prevención de los efectos nocivos que suponen la producción y la gestión de residuos.

Ante esta situación, la gestión de la cadena inversa de los envases se convierte en un reto para la sociedad en general y para las distintas organizaciones, ya que constituye una oportunidad de mercado de gran valor y con una gran proyección de futuro.


Contenido

Concepto de logística inversa

La gestión de la logística inversa constituye una actuación que puede considerarse social y medioambientalmente responsable. Se consideran empresas socialmente responsables aquellas que operan y que emplean algunos de sus recursos para promover el interés de la sociedad (Gómez-Mejia y Balkin, 2003).

De forma concreta, la logística inversa se conoce como el proceso de planificar, implantar y controlar el flujo de productos desde el punto de consumo hasta el punto de origen de una forma eficiente, con el propósito de recuperar su valor o el de la propia devolución. Se encarga de la recuperación y reciclaje de de envases, embalajes y residuos peligrosos; así como de los mecanismos de retorno de excesos de inventario, devolución de clientes, productos obsoletos e inventarios estacionales.

Gráfico log inversa.png


Opciones según el gráfico:

a) Reutilización: consiste en recuperar el producto en sí para darle un nuevo uso. En general, la reutilización es la forma que menor impacto produce en el entorno (excepto cuando se utilizan tecnologías consumidoras de mucha energía o que sean muy contaminantes). Por otro lado, la reutilización está limitada a determinados tipos de productos. Es difícil su aplicación de forma generalizada, en gran parte a causa de la rápida obsolescencia de los productos en una época de fuerte cambio tecnológico.

b) Reparación, restauración, remanufactura y canibalización: las tres primeras opciones implican un reacondicionamiento y mejora de la calidad del producto. Estas opciones se diferencian por la complejidad del tratamiento, de manera que la reparación supone un menor esfuerzo que la restauración, y ésta, a la vez, menor que la remanufactura. La canibalización busca incorporar a nuevos productos partes de productos ya obsoletos. Por ejemplo, la recuperación en el desguace de un automóvil, cuyos componentes se venden como piezas de recambio.

c) Reciclaje: consiste en la recuperación de materiales para ser nuevamente utilizados como materia prima en un nuevo proceso de fabricación. El reciclaje de materiales, en general, produce una cierta pérdida a causa de la mezcla de materiales o a la degradación de las propiedades de éstos. Esto dificulta la creación de un mercado del reciclaje aunque se está apostando cada vez más por esta opción.

d) Recuperación de energía: esta alternativa consiste en extraer, por combustión, el contenido energético de determinadas partes de los productos. Esta opción no es muy recomendable ya que, la combustión de éstos provoca una nueva fuente de emisiones contaminantes que ha de ser estrictamente controlada.

e) Vertido: aunque realmente no sería una alternativa válida de recuperación, éste sería el último recurso en la eliminación de los productos al final de su vida útil. Y no sólo porque se ha de intentar no desestimar materiales que pueden ser susceptibles de reutilización o reciclaje, sino también por los crecientes requerimientos, dificultades y costes que suponen los vertederos.

En resumen, si el producto que se ha devuelto a una empresa no se ha utilizado, se puede revender a otro consumidor o introducir en nuevos mercados. Si el producto no se puede vender tal y como está, o si la empresa puede aumentar su precio de venta mediante actividades de reparación, restauración, remanufactura o canibalización, la compañía realizará dichas actividades antes de volver a ponerlo a la venta (normalmente a un coste inferior). En general, a medida que aumenta la complejidad del tratamiento del producto, también aumentan los costes. Así, es en la gestión de la recuperación donde se han de realizar los mayores esfuerzos. Igualmente aunque estas acciones puedan resultar en ciertas ocasiones económicamente más caras, se hace imprescindible su implantación al haberse convertido en una necesidad social y legislativa.

Como se ha indicado, cuando el producto (o sus partes y componentes) no puede ser reacondicionado de ningún modo por su baja calidad, implicaciones legales, restricciones medioambientales o inviabilidad técnico-económica, las opciones serían el reciclaje de los materiales y, finalmente, la disposición en vertedero controlado.

Antecedentes de la logística inversa

La recuperación de productos usados o desechados no es algo nuevo y, seguramente, sea tan antiguo como el propio hombre que ya en la Edad de Piedra utilizó las esquirlas obtenidas en la fabricación de sus herramientas como puntas para sus flechas incluso las antiguas culturas mesopotámica, inca, azteca, griega o romana ya utilizaban habitualmente técnicas de reciclaje en su actividad cotidiana.

Con la Revolución Industrial se inició un proceso de crecimiento económico basado en la tecnología que desató, no sólo, el auge económico, científico y técnico, sino que, con ésta, se promulgó el uso intensivo, extensivo e irracional de los recursos naturales en busca de modelos de acelerado crecimiento económico. Estos nuevos mecanismos y formas de producción, se fueron generalizando sin prever los efectos de la misma sobre el medio ambiente.

A finales de los años 50 y principios de los 60 empezó a manifestarse una conciencia medioambiental pero hasta la década de los 70 los procesos de deterioro ambiental y agotamiento de los recursos naturales no se hicieron evidentes, así como los costes asociados.

A partir fundamentalmente de los años 80, la sociedad intentó modificar progresivamente actitudes y normas de conducta que le permitiecen obtener mejoras en su entorno ambiental, o al menos reducir el impacto negativo que se estaba ejerciendo sobre el medioambiente. De esta forma, términos tales como contaminación, impacto ambiental, efecto invernadero, residuos, reciclaje, agricultura ecológica o ahorro energético se han hecho habituales en nuestras conversaciones. El mundo industrial y empresarial no han sido ajenos a esta situación y han comenzado a considerar los aspectos ambientales y ecológicos como variables de decisión a la hora de formular su estrategia empresarial.

Del mismo modo, las administraciones públicas han comenzado a asumir las demandas sociales planteadas al respecto. Para ello han emprendido acciones destinadas a disminuir la generación de residuos, incentivando las actividades de recuperación, reciclaje y reutilización de los productos.

De acuerdo con las recomendaciones realizadas por la Unión Europea a sus estados miembros, España ha desarrollado en los últimos años un conjunto de normas y leyes que intentan alcanzar estos objetivos. Entre otras cabe citar la Ley 11/1997, de 24 de abril, de Envases y Residuos de Envases, la Ley 10/1998, de 22 de abril, de Residuos y el Plan Nacional de Residuos Urbanos. Del mismo modo, las distintas Comunidades Autónomas incorporan a su repertorio normativo estas consideraciones ambientales.

Los primeros trabajos académicos sobre la recuperación de productos fuera de uso en el ámbito de la empresa, datan de la década de los años 90, aunque ya en los años 70 se publican algunos trabajos en los que se analizaba el problema de la distribución en la industria del reciclaje. Sin embargo, no es hasta los años 90 cuando se comienza a estudiar con mayor profundidad la gestión de los productos fuera de uso. En esta década se realizan una serie de trabajos en los que se aborda la problemática de la escasez de recursos y materias primas, así como las oportunidades que la recuperación y reutilización de productos usados representan para la empresa y para la sociedad.

La Logística Inversa es un concepto poco conocido, o al menos novedoso, para muchos profesionales. Aunque en un primer momento, las referencias a este término aparecieron en revistas profesionales y de divulgación (sobre transporte y distribución principalmente) en los últimos años la Logística Inversa se ha abierto un hueco, pequeño aún, dentro del ámbito académico.

Implantación de sistemas de logística inversa

Sistemas Ajenos de Logística Inversa

En este tipo de sistemas la responsabilidad recae de forma colectiva, puesto que es una entidad externa la encargada de gestionar los residuos a cambio del previo pago del fabricante de una tasa por aquellos productos fabricados. De esta manera la empresa puede optar bien por participar en un Sistema Integrado de Gestión (SIG) o bien contratar los servicios de una empresa especializada en la realización de este tipo de actividades:

  • Adhesión a un Sistema Integrado de Gestión: Un SIG es una organización que promueve y gestiona la recuperación de productos fuera de uso para su posterior tratamiento o su adecuada eliminación. Los SIG están constituidos por miembros de la cadena de suministro (proveedores, fabricantes y distribuidores) los cuales financian el sistema de acuerdo con su participación en el mercado. En España existen distintos SIG, entre otros, ECOEMBES (envases y embalajes), ECOPILAS (baterías y pilas de uso doméstico) o ECOVIDRIO (envases de vidrio
  • Profesionales de la Logística Inversa: Las empresas pueden también optar por la contratación de empresas especializadas para la prestación de servicios de logística inversa. Por lo general, esta opción suele ser empleada por empresas que diseñan la función inversa desde el final de la cadena para hacer frente, bien a la legislación vigente (residuos peligrosos o tóxicos), o bien a necesidades operativas (logística de devoluciones).

Sistemas Propios de Logística Inversa

En este tipo de sistemas es el propio fabricante el que posee la responsabilidad del retorno, reutilización y/o reciclaje de los productos. Las empresas que desarrollan sus propios SLI suelen caracterizarse por ser líderes en sus respectivos mercados, en los que la identificación entre empresa y producto es muy alta. Se trata, generalmente, de fabricantes de productos complejos y tecnológicamente avanzados, diseñados para poder recuperar parte del valor añadido que incorporan (Diseño para el Medio Ambiente, DFE, Diseño para el Desmontaje, DFDA). Esta alternativa no ha tenido mucho éxito debido a que las empresas la consideran muy cara y menos efectiva que los sistemas colectivos, aunque es, a través de esta fórmula como realmente se impulsan iniciativas de carácter preventivo, mucho más eficaces que medidas correctivas.

Bibliografía

Bastos Boubeta, Ana Isabel (2007): Distribución logística y comercial. La logística en la empresa, Ed. Ideaspropias, Vigo (Madrid).

Aranda Usón, A; Zabalza Bribión I.; Martínez Gracia, Amaya; Valero Delgado, Alicia; Scarpellini Sabina (2006): El análisis del ciclo de vida como herramienta de gestión empresarial, Ed. Fundación Confemetal, Madrid (España).

Rubio Lacoba, Sergio (2003): El sistema de la logística inversa en la empresa: análisis y aplicaciones. Tesis Doctoral, Universidad de Extremadura (España).

Thierry, M. C., Salomon, M., Van Nunen, J. A. E. E. y Van Wassenhove, L. (1995). Strategic issues in product recovery management. California (Estados Unidos).

Herramientas personales
Espacios de nombres

Variantes
Acciones