Mecanismos de tipos de cambio II

De Descuadrando

Los mecanismos de tipo de cambio surgen en 1998, cuando catorce de los quince países de la unión europea cumplían los criterios de convergencia para acceder al euro, menos Grecia que se quedó fuera por no cumplirlos. Suecia, Dinamarca y Reino Unido prefirieron unirse mas tarde. Reino Unido no cumplía la antigüedad en el SME(Sistema Monetario Europeo) y Suecia, la norma sobre la autonomía del Banco Central. En marzo de 1998, Grecia da un paso muy importante referente a tu futura incorporación en al euro. En esta fecha, el Comité Monetario decidió también apreciar un 3% la libra irlandesa. La comisión europea hizo la selección de los países que formarían parte del euro a partir del 1 de enero. La zona euro estaría compuesta por once países que representaban el 14% de la producción mundial y el 18,6% de las trasformaciones comerciales.

Contenido

El mecanismo de tipos de cambio. Funcionamiento

El MTCII fue presentado en el consejo de Dublín, surgió como consecuencia de la entrada en funcionamiento del euro, ya que el antiguo sistema monetario se quedo obsoleto, el MTCII fue el nuevo mecanismo de tipo de cambio. El acuerdo fue firmado entre el Banco Central Europeo y los bancos centrales nacionales de los países miembro que no formaban parte de la zona euro y las monedas nacionales participantes en el MTC II para evitar fluctuaciones de los tipos de cambio. Sus principales características eran: Los miembros del MTCII deberían fomentar la convergencia y evitar generar perturbaciones que afectaran a la estabilidad de la Unión. La participación sería voluntaria. Dinamarca y Grecia se integraron en el momento de su constitución. Se fijaron márgenes de fluctuación del +/- 15% con posibilidad de reajustes que se llevarían a cabo por mutuo acuerdo. Se introdujo la posibilidad de intervenciones intramarginales coordinadas. Se implantó un mecanismo de intervención a muy corto plazo con vencimiento a tres meses. El MTCII comenzó a operar el 1 de enero de 1999 con el euro como moneda ancla a través de unos tipos centrales y márgenes de fluctuación. Como la participación en MTCII no aseguraba la convergencia nominal, los participantes deberían cumplir los pactos de estabilidad. En cualquier momento, un país podía convocar al Consejo para que examinará su situación económica y, si lo estimaba, aprobara la adhesión a la UEM. Junto al euro, el nuevo MTCII quedo constituido solo por dos monedas, la corona danesa y la dracma griega.

La adhesión de Grecia a la zona euro

La entrada de la dracma en el MTCII se materializó con una cotización de 357 dracmas/euro, lo que supuso una devaluación del 14% respecto al cambio anterior de 313,86. En ese momento, se decidió también revaluar la libra irlandesa un 3% para estabilizarla y para que el banco central del país pudiera bajar los tipos de interés que estaban próximos al 6%, los mas altos entre los aspirantes a la moneda única. Aunque en el Informe de Convergencia de 1998 la Comisión consideró que Grecia no cumplía los criterios establecidos, el país logró participar en la UEM como duodécimo miembro desde el 3 de enero de 2001 con un cambio inamovible de 340,75 dracmas/euro. Estos progresos se consiguieron a una velocidad sorpréndete y fue la culminación de un esfuerzo que contó con un amplio apoyo de la población. En relación a los nuevos países miembros, el 28 de junio de 2004 las monedas de Lituania, Estonia y Eslovenia se incorporan al MTCII, el 2 de mayo de 2005 lo hicieron las de Chipre, Malta y Letonia y el 28 de noviembre de ese mismo año la eslovaca.

Países que no se incorporaron a la ultima fase

Dinamarca, Suecia y Reino Unido no se incorporaron al euro quedando exentos de los derechos y obligaciones de la UEM, lo que significaba que no podrían codirigir la política monetaria de la Unión pero podrían ser sancionados si superaran los limites del déficit publico. Esto podía provocar situaciones especiales: -En general, los países deberían esforzarse para no perder de vista la evolución de sus socios. -Los excluidos no se beneficiarían de las ventajas del euro y podrían sufrir algunos inconvenientes en la medida que su moneda se depreciara, con posibles fugas de capitales y tensiones sobre el tipo de cambio. De cara a una futura inclusión, estos tres países estarían sometidos a los mismos criterios de convergencia que los que entraron en la primera convocatoria. Sin embargo, los requisitos no serian estrictamente los mismos sino que podían ser minimamente modificados. Las monedas de los países que deseen adoptar el euro deberán mantenerse dos años en los márgenes de fluctuación del MTCII.

El intento de Dinamarca

A pesar de que cumplía los criterios de convergencia y contaba con una larga tradición de participación en el SME, se encontraba con dificultades para dar el paso definitivo, más en el plano político que en el económico. Aunque existió un intento para reconducir la situación, los ciudadanos rechazaron la adhesión a la UEM en un referéndum celebrado en el 2000, con un 53,1% que votaron a favor del no. El miedo a la perdida de identidad y soberanía por parte de la población y las preocupaciones que despertaba un “Estado europeo centralizado en Bruselas”, fueron las razones que mas movilizaron a los adversarios a la moneda europea. Por tanto, la incorporación de los daneses a la Unión Monetaria pasa por el triunfo del si a la incorporación en un hipotético referéndum.

Las razones de Suecia

Suecia presentaba algunos problemas económicos, tal vez como consecuencia de su escasa vinculación al SME y por la inestabilidad en su tipo de cambio. En 1997 el país manifestó que no se incorporaba al euro. No cumplía los criterios de convergencia nominal referidos al tipo de cambio y deuda pública. El banco sueco tampoco cumplía los requisitos de independencia, no estaba definido claramente en los estatutos la estabilidad de precios como fin principal de la política monetaria y se contemplaba la posibilidad de que el gobiernos y el parlamento participaran en las decisiones de Banco Central. Algunos miembros del gobierno empezaron a considerar el hecho de la integración en la zona euro una vez realizados los preparativos técnicos necesarios. Además, la mayor parte de las empresas multinacionales suecas se habían integrado ya al euro a través de sus respectivas estrategias y planes de inversiones, solo esperaban la decisión política del gobierno. El 14 de septiembre de 2003, Suecia volvió a rechazar su adhesión al euro en un referéndum.

La importancia del Reino Unido

La libra esterlina fue la gran ausente en la unión monetaria. El Reino Unido cumplió holgadamente los criterios de convergencia, salvo el referido a los tipos de cambio, ya que la libra no participaba en el SME desde 1992 ni tenia intención de estar en el MTCII. No cumplía los requisitos de convergencia legal, ya que aunque el Banco de Inglaterra es independiente en la instrumentación de la política monetaria. En 1998, el ministro de economía británico anuncio la elaboración del “Plan Nacional de Cambio” y en el que se recogían los pasos necesarios para entregarse al euro. Sin embargo una inflación subyacente con mínimos históricos, una tasa de desempleo descendente y un crecimiento alto apreciaron a la libra frente al euro fueron argumentos para no replantear la situación. La participación británica en el euro repercutiría positivamente en su peso político dentro de la unión europea. Los ciudadanos, tanto los que están a favor de Europa como los que no, tendrían que darse cuenta de que ya son miembros de la UE y que las políticas que se emprenden afectan profundamente a su economía y su gobierno tendrá mas influencia en esta evolución cuanto mas integrado esté. Por el contrario, la no integración tendría consecuencias negativas. El Banco de Inglaterra no participaría en el consejo de gobernadores del BCE, encargado de definir la política monetaria de la zona euro. Es decir, el Reino Unido estaría ausente en los organismos que iban a decidir la política monetaria única mientras que estaría condicionado por la misma.

Enlaces externos

Mecanismos del tipos de cambio

Bibliografía

  • ECONOMÍA DE LA UNIÓN EUROPEA. Eduardo Cuenca 2007.
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