Teoría general del coste

De Descuadrando

Contenido

Concepto

Al hablar de coste cabe hacerlo tanto en un sentido económico como físico, tecnológico, e incluso social o humano. Desde un punto de vista económico, se hace referencia al coste como medida de valor.[1]

Coste generalmente significa sacrificio y valoración de ese sacrificio[1]. H. W. Pedersen consideró que los “los costes que se originan al realizar cierto acto concreto, como, por ejemplo, el de producir una determinada cantidad de mercancías, son la suma de valores que hay que sacrificar para llevar a cabo tal acto”[2].

No obstante, las distintas técnicas para el cálculo de costes consiguieron delimitar aún más este concepto. El mismo Pedersen lo definió, estableciendo que “se entiende por costes el consumo, valorado en dinero, de bienes y servicios para la producción que constituye el objetivo de la empresa”.

De esta definición podemos desprender que el coste es “el consumo de factores imputable a la producción valorado”[1]

Principales funciones del coste

Los economistas suelen distinguir entre el corto y largo plazo, entendiendo que la división entre costes fijos y variables sólo ha lugar en el corto plazo, ya que a largo plazo no cabe pensar en costes de carácter fijo en cuanto que la empresa procura, en cada caso, llevar una adecuación conveniente.

En primer lugar encontramos el coste total (CT), esto es, el valor de los factores consumidos por una empresa en un intervalo de tiempo, es decir, los costes que tienen lugar en un periodo de tiempo para una determinada producción. El coste total se divide en costes fijos y variables. Los costes fijos están relacionados con la instalación permanente, que en un plan económico concreto resulta inalterable, por tanto, el coste fijo (CF) es aquel que en el corto plazo permanecen invariables a los cambios en los niveles de producción de la empresa. Por otra parte, los costes variables (CV) son aquellos que varían con el volumen de producción a obtener[1].

coste fijo, variable y total.


Igualmente en la teoría general del coste se suele distinguir también el coste medio o unitario (total, fijo y variable), esto es, el coste correspondiente a una unidad de producción, cuyo valor resulta de dividir sus respectivos costes totales por el número de unidades producidas[1].

costes medios y marginal.

En último lugar, encontramos el coste marginal, el cual representa el límite de la relación entre el incremento del coste y el incremento de la producción cuando este último tiende a cero. Es la derivada de la función de coste total para la cantidad de producto que se considere. En otras palabras, el coste marginal es el coste correspondiente a la última unidad producida[2].

Costes de estructura o en estado parado y costes de puesta en marcha

La economía de la empresa profundiza más en el análisis de la teoría de costes. Así pues surgen dentro de los costes fijos otros tipos de coste.

En los costes fijos podemos encontrar los costes de estructura y los costes de puesta en marcha. Los primeros son aquellos que la empresa debe soportar aun en el caso de inactividad total, siempre y cuando se mantenga fija aquella con miras a una ulterior producción. Estos costes se originan como consecuencia de la adecuación de la empresa para su puesta en funcionamiento[1].

Los costes de puesta en marcha implican el mantenimiento de una estructura, aunque no se halle en funcionamiento. Para disponerse a hacerlo la empresa ha de incurrir en este tipo de costes, aunque sólo se produzca una unidad o, incluso ninguna; a partir de éstos surgirán los variables[1].

Costes variables

Los costes variables se dividen a su vez en costes proporcionales, progresivos y degresivos según el diferente comportamiento de determinadas clases de coste ante hipotéticas variaciones en el volumen de producción</ref> .

Costes proporcionales

Son aquellos costes variables que ante variaciones en el volumen de producción varían de forma proporcional.

costes proporcionales


Costes progresivos

Aquellos costes variables que ante variaciones en el volumen de producción varían en una mayor proporción.

costes progesivos


Costes degresivos

Aquellos costes variables que ante variaciones en el volumen de producción varían en una menor proporción.

costes degresivos


Costes variables a saltos o semifijos

Es posible también que ante un determinado incremento en el volumen de producción, ciertos costes que hasta entonces se venían comportando como fijos experimenten también una variación. A este tipo de costes se les califica con el nombre de costes variables a saltos o costes semifijos[1].

costes semifijos o variables a saltos

Surge así la denominada reversibilidad o irreversibilidad del coste, según que tales aumentos se correspondan con iguales disminuciones ante incrementos o decrementos, respectivamente, en la producción, o que, por el contrario, se produzca dicho incremento al aumentar la producción, pero no en caso contrario[1].

Costes mixtos o semivariables

En último lugar podemos encontrar también costes mixtos o semivariables, integrados por dos componentes: uno fijo y otro variable[3].

Estos son los casos de la energía eléctrica, por ejemplo.

costes mixtos.

Notas y referencias

  1. 1,0 1,1 1,2 1,3 1,4 1,5 1,6 1,7 Requena Rodríguez y Vera Ríos, José María y Simón (en Castellano). Plantilla:Obra citada/enlace (2ªedición edición). Barcelona: Ariel Economía. ISBN 978-84-344-451-3. 
  2. Pedersen, H. W.. Madrid. 

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