Sistema Monetario Europeo
El Sistema Monetario Europeo, en inglés, European Monetary System fue creado en 1979 como reacción a la gran inestabilidad cambiaria existente entre las divisas comunitarias durante la década de los años setenta, pues se consideraba que la misma constituía un peligro para el proceso de integración en Europa.
El SME constaba de dos elementos: el “Mecanismo de cambios e intervención” (MCI) y el ECU. No hay duda de que el MCI se ha convertido en el más importante de ambos.
El SME conto con problemas de credibilidad debido a:
- Las bandas de fluctuaciones: Pues de forma contraria al sistema de Bretton Woods, el SME establece unas bandas más amplias de las paridades oficiales (cotizaciones centrales), lo que permite que los tipos de cambio fluctúen a niveles superiores. Estas bandas relativamente altar permiten a las autoridades de los países inflacionistas variar el tipo de cambio en pequeños porcentajes sin tener que enfrentarse a grandes crisis especulativas con anterioridad a cada realineamiento esperado. Como consecuencia, tras cada realineamiento el tipo de cambio no variaría demasiado en la mayoría de los casos. Estas bandas, si bien no impidieron que algunos países tuviesen mayores tasas de inflación que otros, sí eliminaron los dañinos movimientos especulativos ocurridos en otros sistemas de tipos de cambio fijos con bandas de fluctuación menores.
- Los costes de una devaluación: El SME ha impuesto un cierto grado de disciplina sobre los países de alta inflación que no habrían alcanzado fuera del sistema, basándose en unos costes de devaluación altos. Siendo estos así, porque las consecuencias que tiene una variación del tipo de cambio sobre los diferentes sectores económicos son muy distintas de las causadas por una variación en la tasa de inflación anunciada. Y porque ya que el tipo de cambio oficial es una variable muy visible, en el contexto del SME dicha variable no se puede modificar sin realizar consultas previas con el resto de países miembros.
En el SME los Estados miembros mantenían las diversas monedas de sus países relacionadas mediante unas paridades de cada moneda con las demás, con el compromiso de mantener los tipos de cambio dentro de una banda de fluctuación del 2.25% por encima o por debajo del tipo central. En algunos países se aplicaba de forma transitoria un margen de fluctuación del 6%, y excepciones especiales para Italia, España, Inglaterra y Portugal después de la crisis monetaria internacional de 1992 y 1993, se amplió la fluctuación al 15%. Los responsables de que se observasen los limites eran los bancos centrales, mediante la compra de monedas débiles y la venta de moneda fuertes en los mercados de divisas, mediante una intervención directa.
Cuando se alcanzan los límites superior e inferior entre dos monedas, los dos bancos emisores implicados debían evitar que se superasen los márgenes mediante intervenciones en el merado, para poder realizar esto los bancos emisores se concedían créditos por un importe ilimitado con un vencimiento a 45 días, aunque podían ser prorrogables tres meses más. Los pagos se llevaban a cabo a través del Fondo Europeo de Cooperación Monetaria FECOM, que lleva la contabilidad en euros.
El SME disponía de otros instrumentos flexibles para mantener la estabilidad de las monedas. Así, en caso necesario, los miembros podían recurrir a créditos a corto plazo dentro de unas cuotas determinadas y fuera del SME a un mecanismo de ayuda a medio plazo vinculado a una serie de obligaciones de política económica. Se creo también un sistema para llevar a cabo acciones de prevención. Cuando una moneda alcanzaba el 75% de la divergencia permitida con respecto a la media de todas las demás, el país de que se trataba debía tomar medidas de política económica.
También podían realizare de mutuo acuerdo reajustes de los tipos de cambio
Pese a unos resultados iniciales prometedores del SME, una coyuntura económica adversa, la falta de coordinación y las diferencias económicas entre los estados miembros empujan al abandono formal del SME en 1989 para optar por un nuevo sistema más exigente y ambicioso, la integración monetaria de la UE.
El SME desempeño una función importante en el camino de la integración monetaria. Ya fijados los tipos de cambio definitivos de los países miembros el euro entró a reemplazar como moneda única europea a las monedas nacionales el primero de enero del año 2002. Hasta hoy el SME ha contribuido a reducir progresivamente las fluctuaciones de los tipos de cambio, acentuar la adaptación de las economías y de las políticas económicas (convergencia), y logró que los países miembros de la zona euro se habituárn al mecanismo de los tipos de cambio y su disciplina.
Fuentes:
"Curso El Euro" Adriana Guevara
"Teoría de la Integración Monetaria" Paul de Grauwe