Prima de riesgo
La prima de riesgo es un concepto utilizado para medir el riesgo de crédito (también llamado riesgo de contrapartida o riesgo de impago) de un emisor.
Concepto
Se trata de una medida relativa, no absoluta, ya que se mide este riesgo de impago en relación al riesgo de otro emisor comparable. Por ejemplo, se puede hablar de cual es el riesgo de impago de una empresa en relación con el riesgo de impago del estado al que ésta pertenece. Se pude hablar también de la prima de riesgo de un estado soberano respecto a otro. Este último caso, el de comparar el riesgo de un estado soberano frente a otro es el más habitual.
Por tanto para poder expresar el riesgo de impago de España, se debe elegir otro país de referencia. Lo habitual es que el país de referencia disfrute de una mejor percepción crediticia que el país objeto de estudio. En el caso de España, así como en el del resto de países de la zona euro, el país de referencia es Alemania. Así, cuando se habla de la prima de riesgo de Grecia, Irlanda, Portugal, España o Italia, siempre se hace por comparación con el estado alemán.
A la hora de decidir cómo medir el riesgo de crédito, siempre se debe partir de datos directamente observables, por lo que se recurre a los precios de mercado de las emisiones de los distintos países. Así, para medir la prima de riesgo de España se deben tomar datos del mercado de deuda pública española y alemana. Resulta fundamental para hacer una comparación efectiva es necesario que las emisiones estén denominadas en la misma moneda. Es por eso, que con la introducción del euro, fue posible poner en relación la deuda española y la alemana.
El precio de mercado de una emisión se explica por una serie de factores, que pueden venir determinados por las propias características del emisor, o por características estructurales de mercado. Así el precio de una emisión dependerá de variables como el plazo, el tipo de interés nominal, la moneda en la que esté denominada la emisión, la solvencia del emisor, la moneda en la que se reciben la mayoría de los ingresos del emisor, los saldos vivos de deuda o la liquidez del mercado secundario en el que cotiza. Lo que parece claro es que independientemente del precio concreto de cada emisión, bonos u obligaciones del mismo emisor, con una misma vida residual, y denominados en la misma moneda, deberán ofrecer rentabilidades similares.
Por tanto, si estamos comparando dos países soberanos que comparten la misma moneda (España y Alemania) basta con tomar como referencia la rentabilidad de emisiones que tengan el mismo plazo de vida residual. Esto significaría que la diferencia de rentabilidades de ambas emisiones se explicaría por el riesgo de crédito del emisor y por las características estructurales de los mercados secundarios en los que cotizan. Por ejemplo, puede que la deuda de España sea menos líquida que la española porque exista menos saldo vivo y un menor número de tenedores, lo que haría que el precio de la deuda pública española (y por tanto su rentabilidad) fuera menos eficiente que el de la deuda pública alemana. Si obviamos este hecho, ya que se trata de una variable para la que resulta difícil controlar, podemos concluir que la diferencia de rentabilidades para un mismo plazo entre la deuda alemana y la deuda española, se debe a la diferente percepción que los inversores tienen sobre la probabilidad de impago de ambos emisores.
Por ejemplo, si el bono a 10 años alemán y el bono a 10 años español cotizaran ambos a una rentabilidad del 2%, significaría que el mercado percibe el riesgo de impago de ambos estados como similar. Si por el contrario, el bono alemán cotizara al 2% y el bono español al 1,7% podríamos afirmar que el mercado percibe el bono español como más seguro. Por último, si el bono alemán a 10 años cotizara al 2% y el bono español al mismo plazo lo hiciera al 5%, el Reino de España se percibiría como un emisor más arriesgado. En el primer caso la prima de riesgo de España sería del 0% (0 puntos básicos), en el segundo de l-0,3% (30 puntos básicos), mientras que en el último caso la prima de riesgo sería del 3% (300 puntos básicos).
Esta prima de riesgo no incide solo en la valoración de la deuda pública española que se encuentra en mano de los inversores, sino que también tendrá una incidencia directa en el coste de financiación del Reino de España, ya que como hemos señalado antes la rentabilidad de una nueva emisión que tenga una vida residual igual a la de emisiones ya existentes, deberá ser igual a la de éstas. Así, si España emitió bonos u obligaciones al 2% que en estos momentos negocian en mercado al 5% (prima de riesgo 300 puntos básicos), las nuevas emisiones que tengan lugar en estos momentos deberán pagar intereses que proporcionen también una rentabilidad del 5%.
Evolución de la prima de riesgo española
La introducción del euro implicó que fuera posible calcular el riesgo de los distintos emisores soberanos que habían adoptado la moneda única. Desde ese momento ambos países emitían deuda de características similares que las hacía comparables. Desde entonces la prima de riesgo ha evolucionado, en dos periodos diferenciados:
- Un primer periodo, en el que la prima de riesgo (Alemania-España) se fue reduciendo, hasta el punto de que en algunas sesiones la rentabilidad del bono español era menor que la rentabilidad del bono alemán, lo que implicada una prima de riesgo negativa. Este fue el caso por ejemplo de los meses de agosto, septiembre y octubre de 2005, en los que encontramos primas mínimas de -2,6 p.b..
- Una segunda etapa, que comenzó en el año 2008, y que supuso el inicio de un repunte sistemático en la prima de riesgo, para la que se alcanzaron sucesivos máximos históricos en enero-febrero de 2009, mayo-julio 2010 (primera crisis de deuda griega), noviembre 2010-enero 2011 (crisis irlandesa y julio-agosto 2011 (incertidumbres sobre España e Italia). Los máximos en los 400 puntos básicos se alcanzaron el 4 de agosto de 2011.
Utilidad de la prima de riesgo
En el entorno de crisis de deuda que comenzó en 2008, y que se ha extendido a todo tipo de emisores, incluidos los soberanos, la prima de riesgo ha pasado de ser un concepto técnico usado en los mercados de deuda, a convertirse en un término presente de forma general en la prensa no especializada.
Su utilidad radica en que se trata de un concepto de fácil comprensión para dar una valoración al riesgo de crédito, y por tanto analizar su evolución en el tiempo. El hecho de que se disponga de mercados de deuda pública líquidos, hace que sea posible su seguimiento prácticamente en tiempo real.
Sin embargo, los detractores del uso de esta medida, estiman que esta cifra experimenta cambios que no reflejan el verdadero riesgo de impago por parte del emisor. Así el diferencia entre la deuda de ambos países puede venir dado por un incremento del coste de financiación de España, o por una bajada de la rentabilidad del bono Alemán inducida por su condición de valor refugio frente a los problemas de terceros emisores. Además, se argumenta que la probabilidad de impago de un emisor soberano no puede experimentar variaciones significativas en el muy corto plazo, como ocurre con la prima de riesgo. Por tanto esta no sería un buen indicador del riesgo de crédito.