Prosumidor
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Prosumidor
La palabra prosumidor, también conocida con el anglicismo de prosumer, es un apócope de las palabras productor y consumidor. El término pretende sintetizar en una sola persona las dos ocupaciones de producir y consumir.
Antecedentes históricos.
Ya en 1972, Marshall Mcluhan y Barrington Nevitt, sugirieron en su libro “Take Today” que, con el desarrollo de la tecnología electrónica, el consumidor podría llegar a convertirse en productor al mismo tiempo. Sin embargo, el término “prosumidor” como tal, no fue utilizado por primera vez hasta el año 1980. Lo hizo el escritor estadounidense Alvin Toffer en su libro “La Tercera Ola”, para designar a aquellas personas que no producían para el mercado con el fin de obtener una ganancia, sino para satisfacer sus propias necesidades.
Así, se entiende por prosumo aquella actividad que agrega valor a un producto, material en estado natural, servicio o al conocimiento en sí mismo, o bien, que sirve de soporte a nivel biológico y sistémico para la existencia de actividades remuneradas (por ejemplo el trabajo en el hogar o el voluntariado). Aunque en principio no implica una transacción monetaria, puede medirse su precio en relación a su oferta en el mercado (en caso de existir), lo que implica que ésta actividad puede pasar también a la economía monetaria, en cuyo caso deja de ser prosumo.
Algunas de sus variantes implican una agregación de valor que se sustrae a los costes de producción de una empresa y que implica un ahorro monetario al cliente, al realizar este último un trabajo que antes era realizado por personas dependientes de la empresa (armado y reparación de muebles y electrodomésticos, colaboración en el diseño de productos, publicidad en base a recomendaciones, etc.) La aparición de herramientas complejas pero de fácil uso o de tecnologías amigables (cámaras de video, cortadoras de pasto, etc.) han incentivado el traspaso de actividades antes realizadas por terceros de forma remunerada, hacia la actividad prosumidora y el trabajo para uno mismo.
Es una actividad voluntaria y que requiere compromiso, esfuerzo y tiempo. La aparición de internet ha dado un nuevo énfasis a la misma, potenciando el trabajo prosumidor a través de redes de colaboración, que agregan valor de manera colectiva, incentivando la innovación y compartiendo conocimientos que aceleran los ciclos económicos y tecnológicos.[1]
Actualidad.
A lo largo de estos años se ha convertido en un término muy utilizado en ámbitos muy diferentes, que van desde la agricultura a la informática.
Sin embargo, actualmente, el término prosumidor ha evolucionado y ha adquirido nuevas connotaciones. Hoy día, se aplica fundamentalmente a aquellos usuarios que en la Red, actúan como canales de comunicación humanos, es decir, aquellos usuarios que además de ser consumidores, son a su vez productores de contenidos.
Hasta hace relativamente poco, estos dos roles, el de productor y consumidor de contenidos, estaban claramente diferenciados ya que años atrás, la publicación, edición o revisión de contenidos en la Red, eran tareas reservadas a unos pocos, denominados “webmasters”. Sin embargo, ahora, la aparición de numerosos sistemas de publicación personal tales como Blogs, foros, sistemas Wiki de información, sumado al auge de las más recientes herramientas de comunicación e interacción social, como pueden ser Youtube, o Twitter, han permitido que prácticamente cualquier usuario, sin amplios conocimientos informáticos ni tampoco dominio de las estrategias de marketing, se convierta en editor de contenidos, hasta llegar en muchos casos a generar debate e influir con sus opiniones e informaciones.
En el mundo empresarial, este nuevo rol que adopta el consumidor, está afectando al modo en que las empresas se relacionan con ellos, y debe ser muy tenido en cuenta a la hora de elaborar su estrategia. Se sabe que el prosumidor es proactivo, que participa en la comunidad digital y que está permanentemente informado. Son personas que opinan abiertamente y además, se dejan influir por las opiniones de los demás prosumidores.
Teniendo en cuenta todo esto, las empresas empiezan a valorar la repercusión que puede tener el hecho de que un prosumidor activo pruebe un producto o servicio y comparta su opinión con cientos de familiares, amigos y demás usuarios. Por ejemplo, se sabe, que en relación con la publicidad, el prosumidor desconfía de la comunicación de las marcas porque en alguna ocasión sus expectativas se han visto defraudadas, es difícil de persuadir porque conoce los conceptos y estrategias básicos del marketing y participa activamente y hace uso de las nuevas tecnologías de la información para validar los mensajes, dejándose guiar más por ejemplo, por las opiniones que vierten en las distintas plataformas digitales otros usuarios sobre marcas y productos, que por lo que dice la propia empresa, recuperándose así en cierto modo la antigua práctica del boca a boca.
Ante la posibilidad de que un prosumidor insatisfecho ponga en entredicho la imagen de marca de la empresa, son muchas las organizaciones que han comenzado a valerse de este boca a boca digital, y han comenzado a participar en las redes sociales más influyentes, donde si saben adaptarse y actuar correctamente, pueden, hablando cara a cara con su público, escuchando sus sugerencias y opiniones, conseguir mejorar y aumentar así día a día la confianza y el nivel de honestidad percibidos por unos prosumidores que cada vez rechazan más los canales de comunicación unidireccionales.
Cómo vemos, el término prosumidor, no es un término nuevo sino que se trata de una expresión que, según dicen los expertos, poco a poco irá tomando fuerza hasta convertirse en la norma durante los próximos años.
Referencias.
- ↑ Wikipedia. Prosumidor.-
Bibliografía.
- Wikipedia. Prosumidor. [1]
- “Marketing 2.0. El nuevo marketing en la Web de las Redes Sociales” Ed. Rama (2009). Maqueira Marín, J. y Bruque Cámara, S.
- ”La Tercera Ola” (1980). Alvin Toffer.