Marco Conceptual de la Contabilidad (PGC España)
El Marco Conceptual de la Contabilidad, según la Introducción del nuevo Plan General de Contabilidad, es «el conjunto de fundamentos, principios y conceptos básicos cuyo cumplimiento conduce en un proceso lógico deductivo al reconocimiento y valoración de los elementos de las cuentas anuales». Recoge y desarrolla las disposiciones establecidas en el artículo 34 y siguientes del Código de Comercio, que sientan las bases para otorgar al Marco la categoría de norma jurídica, rango normativo excepcional en comparación con el resto de países con tradición contable basada en este modelo donde se considera un texto de referencia pero no obligatorio. La citada Introducción establece que el Marco Conceptual tiene como objetivo «garantizar el rigor y coherencia del posterior proceso de elaboración de las normas de registro y valoración, así como de la posterior interpretación e integración del Derecho Contable».
Los marcos conceptuales tienen su origen en los países de tradición anglosajona, donde la profesión contable ha liderado el proceso normalizador, frente a la tradición continental, con países como Francia o España, donde el Estado ha desempeñado principalmente esa función. A lo largo de los últimos treinta años del siglo XX distintos organismos emisores de normas elaboraron sus marcos conceptuales: el FASB estadounidense lo hizo en 1973, el IASB en 1988 y el ASB británico en 1999, siendo el elaborado por la AECA (Asociación Española de Contabilidad y Administración de Empresas) en 1999 nuestro referente más cercano. Sin embargo, considerando la adopción de las Normas Internacionales de Contabilidad (NIC/NIIF) en la Unión Europea, la principal fuente empleada en la elaboración del Marco Conceptual español ha sido lógicamente el documento del IASB.
Los marcos conceptuales mencionados son textos más extensos que el español en los que se incluyen aspectos como la identificación de los usuarios de la información contable y de sus necesidades. El Marco Conceptual del IASB enumera un amplio conjunto de usuarios interesados en la información financiera de las empresas: inversores, empleados, prestamistas, proveedores y otros acreedores, clientes, Administraciones Públicas y, finalmente, el público en general. Cada uno de ellos persigue intereses distintos, con lo que resulta imposible la preparación de unas cuentas anuales que se adecuen de manera perfecta a necesidades tan diversas. Esto plantea el dilema de qué conjunto de usuarios considerar como principales receptores de la información de forma que el resultado obtenido sea en cierto modo satisfactorio para todos ellos. El Marco Conceptual del IASB responde a esta cuestión indicando que «puesto que los inversores son los suministradores de capital-riesgo a la empresa, las informaciones contenidas en los estados financieros que cubran sus necesidades, cubrirán también muchas de las necesidades que otros usuarios esperan satisfacer en tales estados financieros».
De este modo, partiendo del reconocimiento de las necesidades de información de los accionistas de la empresa, se va desarrollando, mediante un procedimiento deductivo, todo un conjunto de requisitos, principios, criterios y normas que, con su cumplimiento, permitirá obtener información contable que refleje la imagen fiel del patrimonio, de la situación financiera y de los resultados de la empresa. Esta información deberá ser útil para la toma de decisiones económicas por parte de los inversores y, en general, por el resto de los usuarios con diversos intereses en la empresa. De todo ello surgen varias ideas esenciales para entender el cambio de cultura contable que representa el nuevo Plan.
Por un lado, el nuevo PGC se centra en el paradigma de utilidad, el cual establece que la información es adecuada en tanto que es útil para facilitar la toma de decisiones. Para ello es fundamental que las cuentas anuales contengan información relevante y fiable que permita efectuar predicciones acerca de la conveniencia de invertir o desinvertir en una empresa, de firmar un contrato con un determinado cliente, o de aceptar una oferta de empleo en una determinada entidad. En este sentido, las cuestiones valorativas adquieren una gran importancia, ampliándose la variedad de criterios que se pueden emplear (valor en uso, valor actual, coste amortizado, etc.) y estableciéndose controles estrictos para determinar los posibles deterioros en el valor de los elementos de las cuentas anuales.
Se trata de un modelo contable que adopta un enfoque centrado en el balance frente al enfoque, propio del antiguo Plan, basado en el cálculo del resultado. Son los elementos del balance, activos y pasivos, los que constituyen el punto de partida para definir los conceptos de patrimonio neto, ingresos y gastos. Así, por ejemplo, el principio de correlación de ingresos y gastos, recogido en el Plan de 1990, queda ahora supeditado a que se cumplan las condiciones de registro del correspondiente activo o pasivo ligado al gasto o ingreso que se pretende reconocer.
A la hora de contabilizar las operaciones, se otorga prioridad a la consideración del fondo económico sobre la forma jurídica, de modo que los usuarios dispongan de información más fiel a la realidad de la actividad empresarial. La consideración del control sobre los recursos primará sobre la propiedad de los mismos a la hora de determinar el reconocimiento de un activo en la contabilidad de la empresa.
Con la vista puesta en la realización de predicciones acerca del desempeño futuro de la organización, se incrementa el empleo de los flujos de caja, tanto en valoraciones como a través de la elaboración de un nuevo estado contable que proporciona información de los flujos de efectivo de la empresa.
El Marco Conceptual recoge, reordena y redefine los principios contables recogidos en el anterior Plan, contextualizándolos dentro de un entramado conceptual sólido que pretende convertirse en los cimientos sobre los que desarrollar e interpretar las normas contables. Todo ello constituye un importante cambio cultural para la mayoría de profesionales de la contabilidad y para las empresas, especialmente para las de pequeño y mediano tamaño. A partir de ahora se convertirá en imprescindible recurrir a los conceptos teóricos al abordar muchos problemas de práctica contable del día a día de la actividad empresarial.
Apartados del Marco Conceptual |
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1. Cuentas anuales. Imagen fiel. |
2. Requisitos de la información a incluir en las cuentas anuales. |
3. Principios contables. |
4. Elementos de las cuentas anuales. |
5. Criterios de registro y reconocimiento contable de los elementos de las cuentas anuales. |
6. Criterios de valoración. |
7. Principios y normas de contabilidad generalmente aceptados. |